martes, 18 de diciembre de 2007

Radiohead, ¿terminó el experimento?


Me imagino que se habrán enterado que el disco más reciente de Radiohead, In Rainbows se estuvo distribuyendo originalmente de manera exclusiva únicamente a través de un sitio de Internet en el que cada usuario decidía cuánto pagar, el contenido del disco estuvo disponible desde el 10 de octubre. Adicionalmente se ofrece una edición especial para fans muy clavados (y con recursos) en 40 libras, unos 80 devaluados dólares.

Finalmente, el pasado 10 de diciembre se anunció que el disco dejaría de estar disponible en Internet y que estará a la venta en los canales tradicionales a partir del 31 de diciembre de 2007, así que solamente dos meses duró el esquema de "paguen lo que quieran"

Las cifras oficiales sobre las descargas y lo que pagaron los usuarios no han sido dadas a conocer aunque estimaciones señalan que en promedio el 40% de los usuarios en Estados Unidos pagaron $8.05 dólares por descargar el disco y fuera de Estados Unidos, el 36% de los fans que descargaron el disco pagaron $4.64 dólares.

Al principio las grandes compañias disqueras vieron con gran recelo el nuevo modelo de ventas en el que el grupo directamente ofrecía su producto a los consumidores, ahora que parece ser que el experimento terminó, las grandes empresas respiran tranquilas porque parece ser que el modelo clásico de venta todavía seguirá vigente durante unos años más.

A propósito, en caso de que hayan descargado el disco, ¿cuánto pagaron?

jueves, 6 de diciembre de 2007

¿Por qué cobrar impuestos a la gente bonita?

A partir de hechos que se han identificado en estudios económicos tales como el que las personas más altas o más guapas perciben ingresos por encima de los chaparros y los feos, Gregory Mankiw en su blog propone una discusión interesante:

¿Cuáles deberían ser los límites redistributivos de un gobierno igualitario preocupado por la desigualdad?

Un utilitarista podría argumentar que mientras que la utilidad de los feos es menor en promedio, la utilidad marginal de su ingreso no es diferente por lo que no habría necesidad de redistribuir a través de criterios basados en la belleza. Sin embargo, dado que la belleza está correlacionada con el ingreso, debería de aplicársele un impuesto, inclusive de acuerdo con la lógica del utilitarismo.

Un planeador social con preferencias igualitarias (es decir, que tenga una función de bienestar social cóncava sobre las utilidades individuales) estaría a favor de gravar la belleza con el fin de compensar a la gente fea para reducir la desigualdad entre ambos grupos.

La mayoría de las personas rechazaría un impuesto a la belleza por absurdo, lo que únicamente demuestra que la mayoría de las personas no comparten los sentimientos morales que normalmente se asumen en la literatura económica sobre los impuestos óptimos y la redistribución.